domingo, 16 de diciembre de 2012

La Máscara, Dios e Irene Eternamente


El papel de todo buen actor, es interpretar cualquier tipo de papeles que se le presente. En una película puede salir sonriendo como un pasmarote, que en la siguiente será el más bravo de los guerreros. En una puede ser la más introvertida de las personas y a la siguiente puede ser un ladrón de poca monta. Así debe ser el buen artista, el buen actor dramático. No obstante, esto siempre se queda a nivel teórico, como la mayoría de los “tratados no escritos”. Las escenas de terror deberían ir siempre acompañadas de música que dé ambiente, pero en ocasiones se insertan melodías infantiles para producir un efecto aterrador. Tras un gran plano general, resulta discordante introducir un plano detalle. Meros ejemplos de como la pragmática supera con creces a la teoría en momentos puntuales. Las personas no van a ser la excepción de la regla. 

Nadie cuestiona la calidad de Johny Deep como actor, al igual que todos los críticos saben que su papel siempre suele adaptarse con corrección plena, cuando se tratan de personajes excéntricos, alocados. Ésos, o lo que es lo mismo: cualquier papel que su padrino Tim Burton le otorgue. En alguna ocasión en la que le hemos visto en algún papel como dramaturgo, no ha convencido. No lo ha hecho mal, pero no ha resultado tan creíble como profesionales más polifacéticos. Leonardo DiCaprio no sería un mal ejemplo de uno de los actores más prolíficos que hay. Ha pasado de bohemio galán en la conocida Titanic, para dar paso a uno de los mayores timadores de la Historia en Atrápame si puedes. A pesar de todo, hay un actor aún más extremista en cuanto a sus personajes a recrear. Una persona que pasa de ser el más loco de los asesinos, para dar paso a un cineasta con problemas de memoria. Con esa descripción, únicamente Jim Carrey podría adaptarse a tales compromisos.

El actor canadiense.


Quiso el destino que su vida fuera tan extravagante como su personalidad sería. Acomodado y de familia adinerada, su padre perdió su puesto de trabajo y cayeron en la pobreza, llegando a vivir toda su familia en una caravana durante cierto tiempo. El pequeño niño apuntaba ya maneras cuando de pequeño, en el colegio, le permitían actuar en los últimos minutos de clase si se portaba bien. Una mezcla entre su hacer y su deseo de salir de la pobreza, le llevaría a este actor en potencia a alcanzar, lentamente y tras varios estrenos de películas para televisión, a la gran pantalla. 

Carrey comenzaba a acercarse al género de la comedia con tres de sus películas iniciales, de las cuales cabe destacar el vertiginoso ritmo de Stanley Ipkiss (protagonista de La Máscara). Nadie podía pararle los pies. Nadie era capaz de detenerle



Pero en un momento de la cómica vida del actor, le llegó el turno de cambiar de rol. Cuatro años más tarde de su estreno en un largometraje de relevancia, en 1998, llegaba su oportunidad perfecta para cambiar de registro y abarcar nuevos horizontes antaño abandonados. Comenzó la grabación de El show de Truman. Probablemente cuando le ofrecieron el papel no se esperaría el éxito que este filme le repercutiría. La crítica de medio mundo alabó las virtudes de la cinta. Una idea desarrollada con un cariño, una mesura y un espíritu de crítica desmesurados. Su interpretación pasaría a ser la de Truman Burbank, un bonachón pueblerino que desarrolla una vida tranquila y con toda normalidad. No obstante, poco a poco irá observando movimientos extraños a su alrededor, hasta que llega a comprender que no todo es tan claro como él creía. Una muy dura crítica al sistema capitalista en general, pero aún más incisivo es el corte en el inventario de la televisión. No es tan hiriente el mensaje que subyace en cuanto a la manera por la cual se muestra, sutil y amable donde las haya. Más bien toma el camino del pensamiento libre, del análisis personal del espectador. Está en él cuestionar la psicología de los personajes, si las motivaciones que les mueven eran válidas o no, así como invitarle a tener en cuenta las cosas que es capaz el ser humano de hacer por un poco de gloria, de éxito: hacer de la vida de un ser humano una falacia total. Pero no sólo el argumento de la película es magistral, la actuación del protagonista es igualmente sublime. Truman Burbank pasa de saludar con alegría y en armonía, para extrañarse por aquello que le rodea, así como llegar a mostrar en su rostro la cara de desesperación de aquel que lo ha perdido todo, pero que espera algo nuevo mejor. Probablemente, el Carrey más humano que se haya podido ver hasta la fecha. Siempre con el permiso de Joe, el mejor amigo del difunto Simon Birch. Lástima que tuviera un papel tan secundario, prácticamente a nivel de cameo. Anecdótico.





Llegados a este punto de su carrera, probablemente decidió ir alternando la emoción predilecta en el papel que debía representar. Con cierta ironía, no se haría de rogar una de sus mayores comedias, recordada por muchos por lo inverosímil de su planteamiento. Por eso y por compartir cámara con Morgan Freeman, actor de calibre donde los haya. Como Dios tomaba forma. Bruce Nolan tiene un mal día, uno de esos tantos en los que todo parece salir mal. Desastrosamente. En un arrebato colérico, provoca al mismísimo Dios, pues parece que éste no está siendo muy bueno con él. Tras un pacto la mar de peculiar, la presencia divina le otorga todos sus poderes al apadrinado de Carrey, momento desarrollado muy acertadamente sobre las aguas, simulando las andaduras de Jesucristo.  A partir de ese momento, Bruce tendrá potestad para hacer cuanto desee con tan sólo pensarlo o ejecutarlo con alguna parte de su cuerpo.Dejando a un lado el predecible clímax del producto, que se puede prever en el nudo del mismo, ofrece una comedia directa, de humor fácil con mezclas de absurdo, que no destaca por su elaboración, pero que provoca irremediablemente el efecto buscado: hacer reír a su público.




Las películas singulares se siguen sucediendo, pero en este caso se va un paso más allá. Primero, en cuanto a argumento: mucho más retorcido que el de la anterior película citada. Con un desenlace inesperado y desafortunado, a pesar de cerrar con un broche típico del cine americano. El desacertado ¡Olvídate de mi! en España, pero más que meditado Eternal sunshine of spotless mind en el país de origen, desata una serie de emociones enfrentadas en los personajes que trascenderán la pantalla e impregnarán al espectador. Al tratarse de un relato real, a excepción del motor principal que mueve la película, el aparato que borra la memoria del Dr. Howard Mierzwiak, resulta muy fácil asimilar. La gran mayoría de las personas ha pasado por un momento de incertidumbre y presión similares. Joel, llegado un buen día, decide faltar a su trabajo como normalmente suele hacer para acudir a una playa que se le ha acabado de ocurrir acudir. Allí, durante el trayecto de vuelta, logra conocer a una enigmática mujer con la que hace buenas migas. No tardará mucho en enterarse que realmente conocía ya a esa mujer, que él mismo decidió borrarla de su memoria por motivos ocultos… El lado más patético de Jim Carrey sale aquí a la luz. Joel es un hombre taciturno. No triste, taciturno. Callado, introvertido y con un aparente miedo a disfrutar de la vida, el canadiense logra con dotes magistrales rencarnar a dicha figura. Lejos y atrás, muy atrás, queda el actor excéntrico y alocado que la mayoría conocen. Se inserta muy profundamente en la función que debe representar, no quedando prácticamente ninguna falla en casi ninguna escena donde no se toma en serio a sí mismo. Si a su espléndida puesta en escena se le suma el perfectamente hilado argumento, más la presencia de actores y actrices como Elijah Wood y Kirsten Dust, la cinta no podía ser más que un éxito. Nuevamente así fue: aparte de recibir varias nominaciones a globos de oro y óscar, la prensa especializada ha alabado abundantemente esta obra. Mención especial para la delicada pero cegadora banda sonora, compuesta por el veterano John Brion.




No son pocos los experimentos que ha efectuado en diversos campos de la cinematografía. Ha sido capaz de disfrazarse completamente, o de recrear a un personaje digital para la propia Walt Disney. El primero de los casos se corresponde al ladrón de la Navidad más famoso de la historia (norteamericana): El Grinch. El simpático pero malévolo personaje de verdes pelajes, fruto de una de las obras del escritor infantil Dr. Seuss, intenta robar la Natividad… por el mero hecho de no gustarle.

Una de las más chirriantes y polémicas creaciones en las que ha participado ha sido Te quiero, Phillip Morris. En esta ocasión, se hará pasar por un hombre casado que a partir de su encuentro con otro, empieza a enamorarse de él, con las hilarantes situaciones que ello supone. Ese “otro”, resulta ser nada más y nada menos que Ewan McGregor. A lo arriesgado de esta película, hay que añadir algunas escenas de sexo no explícito, pero aun así mostradas sin demasiado secretismo, jugaron en su contra. La película tuvo serios problemas para ser expuesta en la propia tierra a la que pertenece, cuanto más en el exterior. En España, a duras penas se logró una distribuidora que aceptara la misión de volcar los rollos en algún cine. Prácticamente ningún local acogió la proyección, haciéndolo durante poco tiempo y con sesiones poco habitadas aquellos que probaron suerte.

No son pocos los críticos, cinéfilos en general, que comparten la opinión de que Jim Carrey ha ido descendiendo en cuanto a su popularidad, así como en la calidad no tanto de su trabajo, sino de los guiones en los que ha ido participando. Con Te quiero, Phillip Morris, las críticas más voraces se sucedieron. Aquellos que nunca le vieron nada de especial, comenzaron a tener motivos reales para denostar su labor.

Las opiniones especializadas en el cine no han aportado ningún comentario relevantemente positivo al respecto de sus últimas andaduras. ¡Dí que sí! fue un largometraje correcto pero poco sorprendente, Dick y Jane: ladrones de risa es con diferencia su comedia con menos calidad y aceptación entre el público. Su última película, Los pingüinos del Sr.Popper, tiene carisma y resulta entrañable, pero además de haber resultado relativamente tímida en cuanto a cifras en taquilla, le ha consagrado como “actor infantil”. Por supuesto, una categorización que no lo posiciona en un buen rango, al considerarse el cine para infantes de menor calidad. Su línea “underground” en el mundo de los niños la inició con El Grinch, pero conforme han ido avanzando los años su historial en este terreno se ha ido engrosando. Cuento de Navidad o Una serie de catastróficas desdichas pueden ser los dos máximos exponentes de este tipo de cine.

A la baja o escasa calidad de los últimos filmes, unido a la participación en el cine infantil, hay que sumarle el factor de sus constantes retiros en películas acordadas en principio. El caso más sonado ha sido el rechazo a su papel dentro de la secuela de Dos tontos muy tontos, una de sus viejas glorias y comedia fresca –para su tiempo- donde las hubiera. Pero hay más ejemplos: abandonó el rodaje de Los tres chiflados, todo señalaba que sería el protagonista de El castor, papel que finalmente ocupó Mel Gibson.

Todos estos factores han ocasionados que el estima, la apreciación que tuvieran antaño tanto Hollywood como el colectivo global, haya ido menguando en los últimos años. Si cogemos los factores anteriores y los sumamos a sus continuos bandazos entre superproducciones y cintas no convencionales, que ha pasado factura al no posicionársele en ninguna vertiente específica, la solución resultante es el vacío mediático y de estima que está soportando. Pero es incluso en los peores momentos como este, cuando hay brillos fugaces, cuando se puede comprobar que lo realizado a lo largo de toda una línea temporal no ha resultado en vano. Uno de los actores en mayor estimación de los últimos años, Robert Pattinson, en una de sus más recientes declaraciones, comentaba que le encantaría trabajar con Carrey en un mismo proyecto. No son pocos los que desean trabajar con él, así como los que confiesan sentirse agraciados por compartir plató. Los logros obtenidos siempre serán los mismos, aunque la actualidad no acompañe.

En cuanto a nivel de España, siempre se le ha tratado al personaje con bastante cuidado. A excepción de sus primeras películas, que coincidía también con un nivel de doblaje aún no desarrollado por aquel entonces, en todas las demás, el actor de doblaje que ha encarnado semejante semblante ha sido Luis Posada. El doblador comentaba en una ocasión la dificultad que le suponía ponerle voz a tal excéntrico hombre, en especial en películas como Lá Máscara, donde el protagonista no paraba quieto el más mínimo instante.




Quizá Luis Posada tenga que dejarse el tipo a la hora de doblar al histrión por la diversidad de papeles que ha de ejecutar, más allá de la tipología de películas en la que salga. Jim Carrey ha pasado de ser un alocado y vulgar detective de mascotas, para suplantar la identidad de un militar difunto y amante del cine. Ha sido el más loco de los esquizofrénicos cegándose por el Número 23, y la doble personalidad más gamberra jamás conocida, la que más problemas le traía al bueno de Charlie en Yo, yo mismo e Irene.  El más retorcido de los malvados en Unloco a domicilio, así como la personificación misma de lo más misterioso en Batman Forever. De actuar como el famoso cómico Andy Kaufman en Man on the Moon, a sobreactuar en una mentira constante como Mentiroso compulsivo que una vez llegó a ser.

Jim Carrey es algo más que gestos y exageración. Es algo más que un cómico pasado de moda. Guste o no, es uno de esos actores dispuestos a representar cualquier papel que haga falta, no sólo aquellos en los que mejor se le pague o más saque a relucir sus cualidades. Por algo es el cómico mejor pagado de la historia, siendo el primero que recibe 20 millones de dólares por un trabajo. Su aciago futuro aún está por definir con sus dos próximos estrenos: la secuela de Kick-Ass, en la que encarna al Coronel Stars, así como Loomis Fargo.  A pesar de que se haya anunciado falsamente su muerte, James Eugene Carrey aún tiene un largo sendero por recorrer.

Y recuerden:



Fuentes:

- http://es.mediamass.net/famosos/jim-carrey/rumores-muerte.html

- http://shey-restlessyo.over-blog.es/article-curiosidades-de-jim-carrey-69306452.html

-http://www.enelshow.com/famosos/2012/06/07/robert-pattinson-desea-trabajar-con-jim-carrey-y-eddie-murphy

- http://www.elseptimoarte.net/jim-carrey-abandona--los-tres-chiflados--9573.html

- Visionado de todas las películas aquí recogidas.

- http://www.jimcarrey.com/

- Tráiler de La Máscara extraído de Youtube, canal de WeHeartFilmTrailers

- Secuencia de El show de Truman extraída de Youtube, canal de lasprimas1000

- Secuencia de Como Dios extraída de Youtube, canal de kingofcontradictions

- Tráiler de Olvídate de mi extraído de Youtube, canal de 000ERAZ3R000

- Vídeo testimonio Luis Posada extraído de Youtube, canal de MrHanzo86.

- Vídeo cierre de la entrada extraído de Youtube, canal de GuyMT 

- Fotografía del actor extraída de la página "Con tinta de esperanza".

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