domingo, 11 de noviembre de 2012

Los "Giraldillos" parten de Sevilla

El rodaje de una película, por muy arduo y complejo que éste sea, tiene un inicio y un final. Por mucho que haya costado, siempre llega el momento de decir "hemos acabado". Luego queda la edición, distribución, así como el resto de procedimientos y negociaciones posteriores a la toma de capturas. Pero eso ya es otra historia.

El Festival de Cine Europeo de Sevilla (o como diría O´Dogherty el Sevilla Festival de Cine Europeo) ha cerrado las cámaras al igual que la grabación de una película. Ha llegado su fin. Pese a ello, éste no podía finalizar de una forma tan fría como proyectar la última película del evento y finiquitar. No, había que hacer una gala donde se corroborase que este encuentro llegaba a su término. Con unos bonitos premios si son tan amables. Dicho y hecho: el acto de clausura, nuevamente en el reluciente teatro Lope de Vega, era una realidad.

Desde el mismo momento en el que el festival diera comienzo, la climatología le comenzó a hacer trastadas al infiel que osara deambular por las salas de cines hispalenses en busca de una buena cinta europea de la que disfrutar. Viendo que tal espíritu de entrega por el cine era incombustible, parece ser que la lluvia dio una tregua a los amantes del séptimo arte. Les concedió el tiempo apropiado para acceder al teatro con las mejores galas, todo ello sin paraguas y con el peinado impoluto.

El grosso del público llegaría a las puertas del recinto en torno a las nueve, media hora previa justa al comienzo del espectáculo. Por desconocimiento o a la espera de las estrellas, la cosa es que fueron pocas las personas que se aventuraron a penetrar la que pareciera una caverna sagrada, pues a la hora ya comentada, el aforo del interior era prácticamente inexistente. Nulo si ustedes desprecian los eufemismos. Las personas que poblaban las zonas colindantes se decidirían a entrar en masa traspasando los diez minutos anteriores a la supuesta hora de comienzo.

Los alrededores del Lope de Vega repletos de impaciente público.

Pese a todo, los asientos ocupados en esta ocasión fueron menor en número a la cita de apertura. Bien porque los sevillanos comenzaban a agotarse de tanto cine, bien porque los sábados tienen otras cosas que hacer, la asistencia en el Vega se resintió notablemente, particularmente en el anfiteatro y en cierta medida en el patio de butacas. 

El comienzo se haría de rogar. Las advertencias que señalan tanto los diez como los cinco minutos previos al espectáculo estuvieron desacompasados. Se dejaron oir a las diez menos veinticinco y a menos veinte respectivamente, empezando la ceremonia a las diez menos cuarto tal y como dicta la lógica. El retraso en esta ocasión se tomaría de mejor modo y con menor revuelo. Todo apunta a que fuera por la escasez de caras realmente conocidas en el panorama español, si bien las hubo dentro del ámbito europeo. Que hubiera menos espectadores implicaba proporcionalmente una disminución en la cuantía de réplicas horarias.

Pero al igual que en las películas, tarde o temprano el evento debe iniciarse. Así fue. Con un inicio rompedor y bastante más fresco que en el acto anterior, se prometía una gala más rítmica aún si cabía que la anterior. Promesa que se iría desinflando conforme avanzaba la noche. La Banda de la María ofrecía al inicio un pequeño número donde mostraban su máscara de "esquizofrenia y locura", a la par de con un buen acompañamiento musical, darle la bienvenida a un Álex O´Doghert enfundado en el traje de un gánster de los años 30. Se daba pie al acto con una puesta en escena rítmica, con bailes y demás juegos de coreografía por parte del isleño.

A la postre del preámbulo, donde no faltaron los juegos de palabras con el orden de la exposición y del nombre del evento, así como los disparos simulados de una pistola típica del disfraz que llevaba el presentador, comenzaría el grueso del acto, el motivo real de la clausura: la entrega de premios.

La categoría que rompería el hielo, por su menor prestigio en el mundo del fotograma a pesar de haber avanzado a la par de cualquier otro tipo de cine, sería la de Europa Junior. La mecánica que se llevaría a cabo sería la misma, eso sí, para todos los premios: escueta introducción de O´Dogherty, vídeo donde se recogen algunas de las escenas de la película galardonada, seguido del nombramiento del afortunado y la recogida del mismo. En el caso del premio para el cine más "joven", la ganadora fue la película Corazón de Roble, Giraldillo recogido por su director Ricardo Gómez junto al productor del filme.

Tras una pequeña confusión en la citación del premio posterior, pues de nuevo se nombró el concurso Europa Junio, llegaba el turno del galardón a la mejor película Eurodoc de No Ficción. Fue en este preciso instante cuando la alienación acudió al auditorio. Se nombraba el premio, vídeo y entrega del Giraldillo, así una y otra vez, en un total de once veces. A modo de refrigerio, el improvisado gánster junto a la banda que le acompañaba, actuaba en un pequeño coloquio más una representación posterior que no alcanzaba las cuotas de calidad y entretenimiento a las que llegaron los enrevesados diálogos, intelectuales en ocasiones, de la ponencia de la semana anterior. Por falta de preparación o por la perceptible ausencia de Antonio Dechent, la actuación de este sábado 10 resulto en ocasiones soporífera e hizo que el público acudiera en más de una ocasión al reloj de pulsera.

Al margen de la diversión del acto, lo que no se pueden olvidar son los galardones, en los que en un total de tres ocasiones subieron personajes repetidos. La entrega de premios resultaría finalmente así:

- Premio Eurodoc a la Mejor Película de No Ficción (ex aequo):
Leviathan, de  Lucien Castaing-Taylor y Verena Paravel.
Mapa, recogido por su director León Siminiani.

- Premio Eurimax a la Mejor Co-Producción Europea (ex aequo):
 Paradise: Faith, de Ulrich Seidl. Recogido por la actriz María Hofstatter.
Sister, de Ursula Meier.

- Premio al mejor actor:
Yiannis Papadopoulos, por su interpretación en Boy eating the bird's food, de Ektoras Lygizos
Lo recogió la actriz Lila Mpaklesi.

- Premio al Mejor Guión de la Sección Oficial:
 Paradise: Faith, de Ulrich Seidl. Recogido por la actriz María Hofstatter. La actriz bromeó diciendo que no volvería a ser vista en el escenario a lo largo de la noche.

- Premio a la Mejor Actriz de la Sección Oficial: 
Nermina Lukac por su papel protagonista en Eat Sleep Die, de Gabriela Pichler. Volvería a salir a lo largo de la noche.

- Premio especial Ciudad de Sevilla: 
Entrega a la polifacética María de Medeiros.

- Premio Especial del jurado de Sección Oficial:
Reality, de Matteo Garrone. Fue recogido por Emilio Oliete, director de Wanda Films.

- Premio Nuevas Olas:
Arraianos,de Eloy Enciso. Él mismo recogió el premio con admirable entusiasmo.

- Premio Selección EFA:
Amour, de Michael Haneke. Lo recoge Montxo Armendáriz, quién según sus palabras "es un honor recoger un premio que no es tuyo".

- Giraldillo de Plata: 
Boy eating the bird's food, de Ektoras Lygizos. Lila Mpaklesi volvía a hacer acto de aparición.

El máximo premio, el mayor de todos, recaería sobre una película que ya había sido premiada.

- Giraldillo de Oro: 
Eat Sleep Die, de Gabriela Pichler. Nermina Lukac subía así de nuevo para transmitir, como cabía esperar, su ilusión y orgullo por participar en una película que recibe semejante reconocimiento.


El Festival estaba a punto de finalizar. No obstante, Álex O´Dogherty pondría el broche necesario a esta gala con una interpretación musical francamente notable, en la que hubo espacio de sobra para saltos, interpretaciones melódicas, así como para algún que otro rap breve. Con tamaño cierre, cubierto de un baño de apoteosis, se daba pie a la salida masiva del público allí presente, que comenzó a aglomerarse en la salida a la espera de que los poseedores de los diversos Giraldillos se posicionaran junto al photocall. Operación cuya máxima no era otra que la captación de la instantánea de rigor por parte de los forofos y prensa a partes iguales. 

Los premiados posando gustosamente para los fotógrafos.

La película que cerró definitivamente la novena entrega del festival sería Cherchez Ortense de Pascal Bonitzer. Cinta cuyo visionado podría haber sido más próspero. No fueron pocos los que aprovecharon el descanso para fumar un cigarro...en casa.

De semejante forma, el "Sevilla Festival de Cine Europeo" concluye. Con algunas remodelaciones necesarias, cabe esperarse el décimo aniversario desde el comienzo de su existencia. Larga vida al cine europeo.

El vídeo ilustrativo que lo resume todo, aquí abajo.


Fuentes:

Presencia directa al acto.



Folleto oficial del evento

Fotografías y vídeo realizados por Salvador Belizón Campaña

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